1. Introducción
Nuestro credo
1.1 La Iglesia Sueca y la Iglesia Luterana Costarricense confesamos nuestra fe común en Dios Triuno y que a través del mismo bautismo pertenecemos a la Iglesia que es Una, Santa, Apostólica y Católica (universal) y que hemos sido llamadas, enviadas y equipadas por Dios para participar en su misión en el mundo.
1.2 Confesamos que el Evangelio que se presenta en las Sagradas Escrituras y que está interpretado en los credos ecuménicos (el Credo Apostólico, Atanasiano y Niceno) y en la confesión y enseñanza Luterana, es la fuerza de Dios que nos crea, equipa y sustenta para un servicio fiel en la misión de Dios.
1.3 Creemos que la fe Luterana nos invita y desafía a asumir formas renovadas y nuevas, que nos permitan dar el testimonio de Cristo en todos los rincones de la tierra y que los principios luteranos se convierten en claves ante los retos del mundo actual. El acceso de las personas a las Escrituras y a la Gracia se convierten en un accionar para comprender el concepto de Reino de Dios como proyecto de Cristo que pretende la liberación y el crecimiento de los pueblos ante las inequidades de este mundo.
Signos de la liberación de Dios
1.4 Confesamos que Dios actúa para la salvación y la liberación de toda la humanidad y toda la creación. Creemos que esta liberación continua abarca toda la vida humana, todas las personas en cuerpo, alma y espíritu y la integridad de toda la creación.
1.5 Creemos que la liberación empieza con principios de respeto, solidaridad, apoyo y cooperación, también en una lectura crítica de la realidad política y económica del mundo actual. Creemos que la Biblia es una guía necesaria para la toma de decisiones sobre las implicaciones prácticas, políticas y económicas del Reino de Dios en la sociedad, al interior de nuestras iglesias y en nuestras vidas quienes deben ser signos de cambio.
1.6 Creemos que la misión de la iglesia no es solamente atenuar las necesidades sino también producir cambios en la sociedad y en la misma iglesia. Los signos de cambio de nuestras iglesias deberán estar dirigidos a desarrollar nuevas maneras de participación en la vida de los ministerios. Queremos integrar a las personas excluidas de la sociedad en un trabajo por la construcción de signos de cambio, desarrollo y esperanza para nuestro mundo.
Nuestra relación
1.7 Confesamos que ambas iglesias han sido llamadas a una entrega mutua a través de la gracia y el amor de Dios para servir juntas en la misión de Dios. Es lo que Dios ha hecho con nuestras iglesias lo que funda nuestra relación y de esto surge nuestra responsabilidad de profundizar nuestra relación y de cooperar mutuamente. Como iglesias que han sido llamadas y equipadas por Jesucristo confirmamos nuestra intención conjunta de acompañamiento mutuo y de compartir nuestros dones y recursos.
1.8 Reconocemos la integridad de ambas iglesias por sí mismas y respetamos la organización y constitución de cada una. Aceptamos el hecho de que tenemos como iglesias identidades, culturas, visiones y estrategias diferentes y reconocemos en cada iglesia el deseo de ser parte de la misión de Dios en su contexto y en su sociedad. Nos comprometemos a escuchar la voz de la otra iglesia con confianza y mente abierta.
1.9 Confesamos que la vida de nuestras iglesias como expresión auténtica de la misión de Dios primeramente se hace realidad en la congregación cuando ésta celebra la Palabra y los Sacramentos, ejerce la diaconía y practica la enseñanza cristiana. Reconocemos que la vida de la iglesia está construida en la participación activa de los y las miembros de la congregación como una expresión del sacerdocio universal de todos los y las creyentes.
Nuestra relación dentro de la iglesia universal
1.10 Esta relación entre iglesias no está aislada de otras iniciativas regionales o globales sino que se desarrolla en sintonía con los esfuerzos ecuménicos de la Federación Luterana Mundial y del Consejo Mundial de Iglesias. Ante estos esfuerzos globales nuestras iglesias deben fortalecerse y nutrirse, con el fin de generar cambios sociales y estructurales en el ámbito mundial y nacional.
1.11 Como parte de la Federación Luterana Mundial gozamos de una comunión de la Palabra, los Sacramentos y la diaconía reconociendo nuestros ministerios desde la comunión de púlpito y altar.
1.12 Como parte del Consejo Mundial de Iglesias reconocemos nuestro llamado común nuestra intención de alcanzar la unidad en fe, vida y testimonio junto con todas las iglesias miembros, a través de su organización al nivel local, nacional, regional y global.
La Iglesia Luterana Costarricense tiene relaciones bilaterales con otras iglesias.
La Iglesia Sueca es miembro del Convenio de Borgå y tiene relaciones bilaterales con otras iglesias
2. Antecedentes históricos
2.1 Iglesia Sueca
La Iglesia Sueca tiene sus raíces en los movimientos misioneros en Europa del Norte, tanto en la tradición Católica-Romana como en la tradición rusa-ortodoxa durante el siglo X y XI. Hasta el año 1593 la Iglesia Sueca era una parte regional de la iglesia Católica Romana pero se tornó por causa de la Reforma en una iglesia nacional acoplada al estado.
A partir del año 2000 la Iglesia Sueca es una iglesia independiente del estado, con constitución propia la cual está regulada por una ley especial que consta que la Iglesia Sueca tiene que ser una iglesia evangélica luterana con una estructura democrática que sirva al pueblo en todo el territorio nacional.
La Iglesia Sueca es una iglesia ecuménica y abierta para todo el pueblo y tiene su ambición de estar en medio de la sociedad como un signo de fe y cambio. La Iglesia Sueca tiene hoy aproximadamente 1 700 congregaciones organizadas en 13 diócesis cada una con su obispo o obispa además de un arzobispo.
2.2 Iglesia Luterana Costarricense
La presencia luterana con costarricenses se inicia en 1963, como respuesta de la Iglesia Luterana en EE.UU; a la solicitud de familias interesados en conocer el luteranismo, quienes asignaron a un misionero finlandés que funda la primera misión que se cierra a finales de 1980.
El primer culto se realiza el 22 de agosto del 1988 cuando un grupo de luteranos costarricenses que participaron en la primera misión y otros extranjeros que vivan en Costa Rica trabajando para organismos ecuménicos, fundan la Iglesia Luterana Costarricense , orientada por la Misión Integral, entendida como un ministerio de Palabra, sacramento y diacona; al servicio de los sectores excluidos.
En noviembre de 1988, forma parte de la constitución de la Comunión de Iglesias Luteranas de Centroamérica, CILCA. En 1990 el presidente de CILCA , el Obispo Medardo Gomez, de la Iglesia Luterana Salvadoreña, ordena a tres pastores: dos mujeres y un hombre, líderes de la iglesia que venían de la tradición luterana, y que serán pastores voluntarios durante los primeros 5 años.
Durante estos 22 años, la iglesia se ha desarrollado y está presente en aproximadamente 30 comunidades con 10 congregaciones, 5 misiones y 15 puntos de servicio, con una trabajo diaconal por los derechos humanos económicos, sociales y culturales con campesinos, indígenas, trabajadores, personas con VIHSIDA y migrantes; con amplia participación de mujeres, jóvenes y niñez y con una fuerte voz profética reconocida en la sociedad costarricense.
Con motivo de la celebración del vigésimo aniversario de esta iglesia se ordenó el primer obispo y cuatro pastores fueron ordenados o instalados. El trabajo de seguimiento a los procesos sociales relacionados a los derechos humanos es una característica constante de esta iglesia.
2.3 Nuestro caminar hasta hoy
La Iglesia Sueca ha tenido desde la década de 1980 relaciones con iglesias y movimientos populares en Centroamérica. Los contactos que se iniciaron entre nuestras iglesias a través de los misioneros suecos en la región han sido ahora desarrollados en diferentes tipos de cooperación.
La Iglesia Sueca envió sus primeros misioneros a Costa Rica en 1995 y ha tenido desde este tiempo enviados cooperantes participando en el trabajo pastoral de las comunidades y el trabajo diaconal/teológico entre los grupos especialmente excluidos.
A través del programa de intercambio juvenil nuestras iglesias han encontrado una forma de intercambio de experiencias de una manera equitativa y mutua, lo cual ha creado muchas relaciones entre congregaciones. Personal de Costa Rica ha visitado diócesis en Suecia para contribuir con sus experiencias y perspectivas a sí mismo grupos de Suecia han visitado Costa Rica. A través de proyectos de diaconía e incidencia en Costa Rica hemos realizado juntos experiencias importantes para el trabajo en la misión de Dios.
Agradecemos a Dios por todo lo que nos ha dado en nuestro compartir de encuentros, recursos, oraciones y trabajo. Desde su origen la Iglesia Luterana Costarricense ha sido acompañada por las experiencias de la Iglesia Sueca de ser iglesia de otras latitudes y a la vez ha nutrido y enseñado otras maneras de ser iglesia en su corta experiencia a la Iglesia Sueca. Esta experiencia acumulada se considera como parte de los antecedentes de esta carta de entendimiento, la cual vendrá a fortalecer las relaciones y producir un acompañamiento mutuo para el aprendizaje de nuevas formas de ser iglesia en la sociedad actual.
Esta historia está marcada por intercambios juveniles y de cooperantes internacionales.
3. Valores que sustentan esta relación
Amor, franqueza, transparencia, mutualidad, confianza, honestidad, igualdad, responsabilidad, voluntad de escuchar y aprender, respeto, independencia e interdependencia, apoyo mutuo y preocupación, compartir, justicia, solidaridad, apertura, sustentabilidad e inclusión.
4. Descripción de intenciones
En pos de la salvación del mundo y de la unidad de la Iglesia universal en servicio a la misión de Dios, deseamos:
• compartir recursos técnicos y metodológicos, así como experiencias en temas específicos a fin de generar procesos de inclusión de las personas pobres y excluidas en la comunión de la sociedad y de la iglesia y para la construcción de una sociedad sustentable para los seres humanos y la naturaleza. Esto incluye cooperar mutuamente para fortalecer acciones de incidencia política, según los temas de coyuntura en cada país o región
• compartir recursos humanos en un intercambio de personal por períodos determinados de acuerdo a contratos concertados. Esto incluye recibir personal ordenado para servir a través de invitación específica y ocasiones determinadas. Así también invitar representantes de la otra iglesia en actos de ordenación, celebraciones especiales y momentos claves en las iglesias aprovechando estos momentos para compartir y aprender de las experiencias de cada persona
• facilitar el desarrollo de relaciones específicas entre parroquias u otras entidades o grupos de las iglesias que incluyan intercesión mutua, visitas, crecimiento en la fe y actividades compatibles con los principios presentes en esta carta.
• intercambiar, a través de un instancia permanente, información de la vida y los procesos internos de las iglesias, sus relaciones con otras organizaciones de la sociedad civil, así como sus relaciones con otras iglesias y manifestaciones de espiritualidad. Esto incluye la responsabilidad de informar internamente y externamente, para que tanto las personas de ambas iglesias, como la sociedad, conozcan de la relación así como de las luchas y logros de la iglesia hermana
5. Formas de trabajo y documentación
5.1 Las iglesias abajo firmantes pactarán en períodos parciales una calendarización de acciones específicas para desarrollar todos o algunos compromisos adquiridos en esta carta. En esta calendarización se deben definir las acciones complementarias, así como las condiciones humanas y presupuestarias para la ejecución de las acciones.
5.2 Al final de cada período y de acuerdo a lo pactado, cada organización realizará una evaluación de las acciones desarrolladas y definirá el impacto logrado para los fines de esta Carta de Entendimiento.
5.3 El conjunto de las evaluaciones parciales será el insumo principal para la evaluación del período de vigencia de los compromisos adquiridos. La evaluación general debe desarrollarse de forma conjunta con personas delegadas de ambas partes y de su resultado se definirá la continuidad o no de la relación, así como de ajustes o nuevas condiciones que deban llevarse a cabo.
5.4 El proceso de seguimiento y evaluación de estas acciones recaerá sobre la persona o las personas que sean delegadas por los representantes oficiales de ambas iglesias. Estas personas deben consensuar formas de evaluación, metodologías e instrumentos, así como criterios de logro, de acuerdo a los recursos disponibles por cada iglesia.
6. Advertencias finales
6.1 Esta Carta de Entendimiento tendrá una vigencia de diez (10) años, que podrán ser renovados de acuerdo a la experiencia acumulada y al resultado de las evaluaciones parciales y generales logradas.
6.2 Cada Iglesia Hermana es libre de renunciar a los compromisos de esta carta, siempre y cuando exprese las razones fundamentadas en las evaluaciones o hechos específicos justificados, a la vez que debe concluir con informes o compromisos adquiridos.
6.3 Las partes se comprometen a respetar los protocolos específicos, así como los principios éticos que regulen las relaciones internacionales en cada iglesia, así como las relaciones con las poblaciones específicas. Las partes también se comprometen a respetar los principios éticos con respecto al manejo y rendición de cuentas de recursos financieros.
6.4 Toda adición o modificación que se integre a esta carta debe ser pactada por ambas partes. Asimismo, otras acciones y convenios que se pacten en el período que comprende deben seguir los criterios y principios generales que sustentan esta relación de acuerdo a lo expresado en este documento y relatar con lo mismo.
Este documento fue firmado dos veces
en presencia de las congregaciones de ambas iglesias,
en cuatro copias, dos para cada iglesia.
San José, Costa Rica, 26 de abril 2010 Växjö, Suecia, 5 de junio 2010
Por la Iglesia Luterana Costarricense: Por la Iglesia Luterana Costarricense:
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Melvin Jiménez Melvin Jiménez
Obispo Obispo
Por la Iglesia Sueca: Por la Iglesia Sueca:
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Anders Wejryd Anders Wejryd
Arzobispo Arzobispo